domingo, 2 de agosto de 2009

SARMIENTO CIPAYO, BARBARO y CRIMINAL, por NORBERTO GALASSO, (Nota I)





LA BURACO Editorial
El Sarmiento de Galasso


Sarmiento: ¿civilizado o bárbaro?
por Norberto Galasso



Sarmiento y las corrientes historiográficas


A través de su vida política, de sus luchas y escritos periodísticos, de sus obras literarias y de su correspondencia, hay VARIOS Sarmientos que difícilmente puedan identificarse y valorarse de una sola manera.
El más conocido es el Sarmiento ideólogo, que ofrece a sus contemporáneos un cuerpo de ideas que conforman el pensamiento más representativo de la clase dominante, durante varias décadas.
Más allá de que Sarmiento haya sido consciente o no, él le entrega a la clase dominante una herramienta poderosísima para hegemonizar ideológicamente al resto del país, especialmente a la clase media. En este sentido, sin ninguna duda, es un reaccionario, porque su concepción ideológica y política permite legitimar el orden semicolonial. A través de sus ideas, la oligarquía azonza a los argentinos, implanta la colonización pedagógica (en el idioma usado por Jauretche) es decir, logra el consenso, impone, como diría Gramsci, el sentido común de la sociedad argentina o, como decía Marx, logra que -las ideas de la clase dominante sean las ideas dominantes en la sociedad.

1. Por esta razón, la Historia Oficial lo celebra junto a Rivadavia y Mitre, no por su gestión presidencial, ni por su literatura, sino por su ideología.
2. Por la misma razón, la Historia Social lo respeta y evita criticarlo. (Más bien prefiere dedicarse a denostar a José Hernández, su reverso ideológico, o a Felipe Varela, una alternativa latinoamericana o a Raúl Scalabrini Ortiz por desnudar el andamiaje de opresión semicolonial montado por el Imperio Británico).
3. A su vez, el nacionalismo de derecha lo juzga un enemigo, no por darle ideología a la clase dominante, sino por haber sido abanderado de la ley 1420 de enseñanza laica, en detrimento de la escuela confesional. Las bombas de alquitrán con que tradicionalmente Tacuara y otros grupos nacionalistas festejaban los 11 de septiembre haciendo puntería en los bustos de Sarmiento, tienen ese sentido de defensa de la religión y de lo tradicional, y no sentido antiimperialista.
4. Jauretche formula la crítica más profunda a Sarmiento en cuanto a la función cumplida como ideólogo, reconociéndole algunas virtudes en otros terrenos, como el literario, pero insistiendo en que lo grave es el sarmientismo, como religión o concepción de la oligarquía y los sarmientudos, peores que Sarmiento. Más allá de esta función negativa, lo reconoce como un bárbaro, como un primitivo, como un Facundo que agarró pa' los libros.
5. El revisionismo federal - provinciano se ha preocupado por retomar ese aporte de Jauretche y por distinguir a Sarmiento de Mitre, especialmente en el período 1868/ 1874, durante su gestión presidencial.

Sarmiento ideólogo

Jauretche comienza sosteniendo que un ideólogo es Quien ama la idea como idea, como abstracción, pero no la cosa en sí. El ejemplo más nítido es el pequeño burgués que se juzga socialista y vanguardia de la clase trabajadora, pero cree que los trabajadores se equivocan siempre cuando votan, dada su incultura. Por tanto, ama el socialismo y ama también a un trabajador abstracto, en estado puro, pero desprecia al trabajador real, al cual no conoce pero al que supone engañado por ingenuo, incapaz e iletrado, de lo cual proviene su peronismo, producto de la demagogia.
Señala Jauretche que el General Roca dio la mejor definición de Sarmiento considerándolo un ideólogo: -Amaba a la Patria, pero no a sus compatriotas; amaba a la educación, pero no a los maestros; amaba a la humanidad, pero no a sus semejantes. (El mismo Jauretche señala, como experiencia propia, que tuvo que romper con la ideología oligárquica dominante para sustituir el amor a la humanidad en abstracto por el amor a nuestros paisanos, humanidad efectiva y concreta ).
¿Cuál es la ideología Sarmientina? Tiene su columna vertebral en la concepción civilización o barbarie.
Supone que la "civilización" está en Europa y la barbarie, en América. Por tanto, la América bárbara no puede desarrollarse, crecer desde ella misma, porque es incapaz, iletrada, abúlica, racialmente inferior. Para progresar, debe importar lo europeo. Cuanto más importe de Europa, más civiliza, más destruye la barbarie. Civilizar es implantar lo europeo, destruir lo propio. LUEGO, CIVILIZAR ES DESNACIONALIZAR. En términos más concretos: aniquilar al indio, al gaucho, al negro, al mestizo, aniquilar las leyendas y tradiciones, las costumbres, las industrias propias, las experiencias, las expresiones de las multitudes autóctonas, los caudillos nacidos como expresión también de esa realidad bárbara.

La barbarie, según Sarmiento


a) Los indios
1) -¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso, su extermino es providencial y útil, sublime y grande. Se les debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado (1).
2) -San Juan ha caído en poder de los revolucionarios, de ese partido de descendientes de indios que combatí toda mi vida (2).
3) -Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial... Son unos perros ignorantes... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrecencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse (3).

b) Los negros
-Los negros... ponían en manos de Rosas un celoso espionaje, a cargo de sirvientes y esclavos proporcionándole, además, excelentes e incorruptibles soldados de otro idioma y de una raza salvaje... Felizmente, las continuas guerras han exterminado a la parte masculina de la población... (4).

c) Los gauchos
1) -No trate de economizar sangre de gauchos. Es lo único que tienen de humano. Este es un abono que es preciso hacer útil al país (5).
2) -Se nos habla de gauchos... La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. (6).
3) -Sandes ha marchado a San Luis... Si va, déjelo ir. Si mata gente, cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor. (7).
4) -Yo he habituado los oídos de los americanos a oírse llamar bárbaros. (8).
5) -El partido bárbaro que hemos combatido tantos años aprovecha la guerra del Paraguay y la debilidad del gobierno y empieza a sublevarse en las provincias del interior... Puede imaginarse que a mi edad ya me faltan las fuerzas para emprender de nuevo la lucha contra la barbarie de nuestras ignorantes masas populares. (9).
6) En Conflictos y armonías de razas en América, expresa su desprecio y descalificación por indios, negros y gauchos.

d) Los caudillos
1) Sobre el asesinato y degüello del Chacho expresa: -He aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses (10).
2) -No deje cicatrizar la herida de Pavón. Urquiza debe desaparecer de la escena, cueste lo que cueste. Southampton o la horca. Es la única nube negra que queda en el horizonte. (11).
3) -La muerte del gobernador Nazario Benavídez es acción santa sobre un notorio malvado. Dios sea loado. (12).
4) -Sombra terrible de Facundo... Está viva en las tradiciones populares... en la naturaleza campestre, colonial y bárbara. (13).
5) -Facundo es un tipo de la barbarie primitiva... Su cólera era la de las fieras: la melena de sus renegridos y ensortijados cabellos caía sobre su frente y sus ojos en guedejas como las serpientes de la cabeza de Medusa, su voz enronquecía y sus miradas se convertían en puñaladas. Dominado por la cólera, mataba a patadas, estrellándole los sesos a N. por una disputa de juego, arrancaba ambas orejas a su querida porque le pedía treinta pesos, abría a su hijo la cabeza de un hachazo...
-En todos sus actos se mostraba el hombre bestia... Tenía reputación entre hombres groseros que llegaban a atribuirle poderes sobrenaturales (14). -Llega a San Juan y los principales de la ciudad... salen a encontrarlo. Pasa sin mirarlos... Una negra que lo había servido en su infancia se presenta a ver a su Facundo, él la sienta a su lado, conversa afectuosamente con ella, mientras sacerdotes y notables de la ciudad están de pie, sin que nadie les dirija la palabra, sin que el jefe se digne despedirlos. (15).
6) Sobre Artigas: cruel, bárbaro y sanguinario, cuatrero y salteador, -monstruo, endurecido animal de rapiña, -bestia, animal feroz. (16).
7) Las opiniones despectivas sobre Artigas, Rosas y el resto de los caudillos federales abundan en diversos escritos de Sarmiento, especialmente en su polémica con Alberdi.


La civilización según Sarmiento

Al planteo de concluir con indios, gauchos y caudillos, agrega, por oposición, su admiración por lo europeo, es decir, preconiza un destino colonial:

1) -Yo pertenezco, señor, al número de esos millares de argentinos a quienes en una sesión de la sala de representantes denunciaba D. Baldomero García, en 1839, como -que quieren andar a la extranjera, hablar a la extranjera, vestir a la extranjera y mis simpatías por los extranjeros no lo excluyen a S. S. representante de una de esas naciones a quienes el gobierno de Rosas atribuye brutales caprichos e infames aspiraciones. (17).
2) -Pertenezco al corto número de los habitantes de la América del Sur que no abrigan prevención alguna contra la influencia europea en esta parte del mundo. Como publicista he sostenido de diez años a esta parte que estaba en nuestro interés abrir a la Inglaterra y a todas las naciones europeas la navegación de nuestros ríos, para que desenvolviesen el comercio, la riqueza y estimulasen la producción. Dan testimonio mis diez años de escritos y de afección a los ingleses. (18).
3) Sarmiento lamenta que en 1806 no nos dejáramos dominar por los ingleses, pues está cierto que -se habrían anticipado, bajo el dominio británico, en cincuenta años, los beneficios de la civilización inglesa, las ventajas del comercio y del seguro, el privilegio de tener asambleas efectivas. (19).
4) -Los que cometieron aquel delito de leso americanismo (apoyar la invasión francesa), los que se echaron en brazos de la Francia para salvar la civilización europea, sus instituciones, sus hábitos e ideas en las orillas del Plata, fueron los jóvenes, en una palabra, ¡fuimos nosotros! ... Somos traidores a la causa americana, española, absolutista, bárbara... De eso se trata, de ser o no ser salvajes (20).
5) -Inglaterra se estaciona en las Malvinas. Seamos francos, esta invasión es útil a la civilización y al progreso." (21).

Completa la concepción colonial, negándonos destino industrial y naviero y reduciendo las posibilidades a lo agropecuario:

1) -La grandeza del Estado está en la pampa pastora, en las producciones tropicales del norte y en el gran sistema de los ríos navegables. Por otra parte, los españoles no somos ni industriales ni navegantes y la Europa nos proveerá por largos siglos de sus artefactos, en cambio de nuestras materias primas (22).
2) Después de conversar con Richard Cobden (seguidor de Adam Smith), Sarmiento declara que quedó convencido de ciertas ideas: -Cobden ha destruído... todos los grandes principios en que reposaba la ciencia gubernativa... La protección de las industrias nacionales (le dijo Cobden) es un medio inocente de robar dinero al vuelo, arruinando al consumidor (23).
En otra oportunidad, declara: -Pretender abrirle caminos artificiales, fraguando industrias lucrativas con derechos protectores, imponer al consumidor una contribución por la cual se le obliga a pagar más caro lo que había logrado más barato, es medio que a la corta o a la larga se paga caro. (24). (Sarmiento había tenido simpatías proteccionistas hasta encontrarse con Cobden en Barcelona, durante su viaje a Europa. A partir de allí, fue antiproteccionista).
3) -Que se abriese la navegación y entonces la mercantil Inglaterra llevaría hasta Matto Groso, Salta y las Misiones brasileñas, sus artefactos... pues que siendo estos países habitados por pueblos que no tienen capacidad fabril, la Inglaterra ha de proveerlos de artefactos. (25).
4) -El día que Buenos Aires vendió su escuadra hizo un acto de inteligencia que le honra... Las costas del sur no valdrán nunca la pena de crear para ellas una Marina. Líbrenos Dios de ello y guardémonos nosotros de intentarlo. (26).
-La Patagonia austral es una tierra desértica, frígida e inútil. No vale la pena gastar un barril de pólvora en su defensa. ¿Por qué obstinarse en llevar adelante una ocupación nominal? (27).


Sarmientismo y sarmientudos

Para poder emplear a su favor esas ideas de Sarmiento - instrumento fabulosos para defender suus intereses agropecuarios y de subordinación al imperialismo inglés - la clase dominante ocultó todo aquello que demostraba que Sarmiento era - también él - un bárbaro. Se fabricó la imagen del Gran Educador, colmado de virtudes, pensador profundo y equilibrado, sociólogo avanzado, nutrido en Europa de las principales teorías de la época (hasta, para algunos, simpatizante del socialismo). Se lo hizo bronce. Se escamotearon sus disidencias con Mitre y los perfiles singulares de su presidencia. Se elevó el Facundo al nivel de Biblia nacional. (Así también pasó a los colegios como alumno ejemplar, que nunca faltaba a clase, ejemplo de modales, científico, que no mentía, etc.)
Con las ideas de Sarmiento - y ocultando su conducta y buena parte de su vida política - la oligarquía fabricó el sarmientismo y, por consiguiente, los sarmientudos. El sarmientismo, concepción antinacional, desdeña al pueblo por racialmente inferior - pues proviene de indios, negros y gauchos - y por inculto, guiado sólo por bajas pasiones, cargado de inmoralidad, violento, proclive a aceptar caudillos y demagogos, enemigo del progreso y de los adelantos del mundo desarrollado.
Los sarmientudos son aquellos devotos de esta concepción. Y no sólo las maestras de escuela y los directores, sino muchos profesionales, incluso aquellos definidos como izquierdistas que combinan fraseología marxista con sumisión total a la concepción de civilización o barbarie, o a la teoría de que la política es una lucha entre cultura e incultura o entre moral y corrupción y no, como es realmente, expresión de intereses económico-sociales en pugna, es decir, de la lucha de clases.
Esta función que cumplió Sarmiento - más allá de la concienciia o inconsciencia de sus aportes - lo convierte en un reaccionario, serviidor de los intereses de la clase dominante, aportante de la ideología necesaria al modelo de la Argentina agroexportadora subordinada al Imperio Británico.

El otro Sarmiento

Un análisis minucioso de su vida política ratifica, hasta la década de los sesenta, su subordinación al mitrismo (como se le llamó por entonces: alquilón de Buenos Aires):

a) Enfrenta a Rosas y al resto de los caudillos provincianos desde una posición liberal conservadora y europeizante. Se exila escribiendo: ON NE TUE PAS LES IDEÈS (las ideas no se matan) (28).
b) Regresa para apoyar el levantamiento contra Rosas, pero inmediatamente rompe con Urquiza y se exila, enviándole las cartas de Yungay.
c) Opera junto a Mitre en la Buenos Aires segregada.
d) Producido Pavón, propone la más brutal represión contra caudillos y masas populares del interior.
Sin embargo, en la década del sesenta ya disiente con Mitre respecto a la propuesta de la República del Río de la Plata, que rechaza, y asimismo, participa por su cuenta - provocando el enojo de Mitre - en el Congreso Hispanoamericano de Lima. Estas actitudes, no obstante, resultan insuficientes como para suponer que llegado al gobierno enfrentaría al mitrismo o por lo menos, se negaría a ser su servidor.
Pero, ocurre a menudo, en la historia, que los hombres que gobiernan ejecutan una política que no responde exactamente a sus ideas sino al grupo social que lo sustenta en el poder ( Frondizi y Menem son un ejemplo de gobiernos que ejecutan lo contrario de lo prometido en la campaña electoral y de lo que habían sido sus ideas hasta ese momento. Cámpora, asimismo, promueve medidas mucho más profundas y democráticas de las que podrían haberse supuesto conociendo su trayectoria política anterior).
Debe notarse, como cuestión fundamental, que Sarmiento llega al gobierno con disgusto de Mitre, quien quiere imponer a su canciller Rufino de Elizalde como su sucesor en la presidencia. Asimismo, Sarmiento baja del poder sustentando la designación de Avellaneda como presidente y el momento está marcado por la insurrección militar del mitrismo, en 1874. Además, sus seis años de gobierno reciben la fuerte crítica de La Nación y de Mitre. Todo esto indica que la oligarquía no se expresa en Sarmiento, ni está satisfecha con su gobierno.
Una comparación entre Mitre y Sarmiento permite clarificar esta situación. Mitre es el jefe político de la oligarquía. La familia es dueña de campos, del diario La Nación y tiene estrechos vínculos con los ingleses. Mitre nace políticamente como expresión de la burguesía comercial porteña a la cual expresa y puede señalarse que a partir de las Sesiones de Junio y su paso por la gobernación de Buenos Aires va siendo el jefe de la oligarquía porteña, representando tanto a comerciantes como a estancieros. En Pavón, es ya el hombre fuerte de esa clase que bien pronto, con las expediciones al interior, alcanza a ser la oligarquía, al nutrirse también de los sectores reaccionarios de las provincias. Sarmiento no es lo mismo. En su conducta política, actúa a veces como alquilón de Buenos Aires, es cierto, pero no siempre.
Mitre es decididamente pro - inglés. Sarmiento es pro - europeo (se retracta bastante en La condición del extranjero en América) y más bien, pro - yanqui, en tanto su estadía en Estados Unidos lo lleva a admirar a ese país que, en aquella época, resultaba menos peligroso como posible dominador. Mitre ansía el país - provincia, sobre el río. Sarmiento se declara porteño en las provincias y provinciano en Buenos Aires. Sarmiento carece de partido. Su candidatura nace en el ejército.
Base social del Sarmiento presidente
Alfredo Terzaga, en su Historia de Roca, analiza agudamente la llegada al poder por parte de Sarmiento. Sostiene que las candidaturas posibles eran: Adolfo Alsina, Urquiza y Rufino de Elizalde. Mitre publica, entonces, un documento descalificando a las dos primeras: a Alsina, enemigo suyo, autonomista, populachero, a Urquiza porque, a pesar de su defección, aún mantiene un viejo resplandor federal. Pero Elizalde, a quien Mitre quiere imponer, era llamado el brasilero por su subordinación diplomática al Brasil durante la Guerra contra el Paraguay y solo tiene el apoyo porteño y de Santiago del Estero.
Nace entonces, desde el Ejército, la candidatura de Sarmiento, impulsada por Lucio Mansilla, hallándose el sanjuanino en misión diplomática en Estados Unidos.
Ella se explica, afirma Alfredo Terzaga, en su Historia de Roca, teniendo en cuenta las profundas transformaciones operadas en el ejército, especialmente en el interior del país. En 1868, sostiene, la represión mitrista y la casi extinción de la montonera, como asimismo el avance del ferrocarril, significa la disolución de la vieja sociedad argentina.
Los que antes eran soldados del Chacho o de Varela - peones, troperos, carreteros, así como artesanos de la pequeña producción abatida por la mercancía importada - constituyen una gran masa social que ya no tiene cabida en la lucha montonera: -El nuevo ejército se irá saturando de oficiales provincianos y de soldados incorporados a la fuerza que buscan en el alistamiento una manera de borrar el pasado y de escapar a la indigencia local... O para decirlo de otro modo, ese ejército es la expresión organizada de la disolución de la vieja sociedad argentina.
Ese nuevo ejército no admite el nacionalismo de los federales - ya en declinación - a quienes identifica como resistentes a la Guerra del Paraguay, pero tampoco el brasileñismo expresado por Elizalde y por Mitre pues presiona sobre ellos la gran repulsa popular a esa guerra.
Así, el gobierno de Sarmiento no expresa al viejo federalismo pero tampoco al mitrismo. Se podría afirmar que, en última instancia, lo continúa en la medida en que no revierte la política proinglesa del mitrismo, pero por otra parte, es evidente que intenta otro camino. Ello explica, asimismo, el rol importante de Adolfo Alsina (crítico de la guerra contra el Paraguay) e incluso la concertación entre Sarmiento y Urquiza.
Presidencia de Sarmiento
Con relación a los hombres que lo acompañan en su gestión, se observan algunos de trayectoria urquicista (Gorostiaga, Frías y Domínguez), otros vinculados al mitrismo (Costa, Gainza), otros independientes como Vélez Sársfield (viene del rosismo aunque ha negociado con el mitrismo).
El vicepresidente, denotando el perfil antimitrista del gobierno, es un autonomista: Adolfo Alsina. ( Adolfo Alsina rompe con Mitre en 1862. Es gobernador de la Provincia de Buenos Aires en 1866, vice de Sarmiento en 1868 y Ministro de Guerra de Avellaneda en 1874).
El gabinete se constituye de este modo:
- Mariano Varela (Relaciones Exteriores): hijo de Florencio, codirector de La Tribuna, ministro de Valentín Alsina, luego Tejedorista. Sostiene la política exterior de La victoria no da derechos.
- Carlos Tejedor (Relaciones Exteriores): abogado, catedrático, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, en 1878. Termina jugando con Mitre en el '80. Dirigió El Combate.
- Eduardo Costa (1823 - 1902) (Educación): había sido Ministro de Justicia de Mitre. Gran fortuna personal. Mitrista.
- Martín de Gainza (1814 - 1888) (Guerra): unitario. Participó en el golpe del 11/9/1852. Golpista en el '74. Mitrista.
- José Benjamín Gorostiaga (1823 - 1891) (Hacienda): ministro de Vicente López y Planes, en 1852, participó en las Sesiones de Junio. Prourquicista. Fue hombre de Paraná. Presidió la Corte Suprema entre 1877 y 1887.
- Santiago Cortínez (Hacienda): ministro de Virasoro y de Aberastain en San Juan. Al final del gobierno de Sarmiento es Ministro de Hacienda y luego de Avellaneda.
- Uladislao Frías (1821 - 1899) (Interior): funcionario de Paraná. Juez, senador. Gobernador de Tucumán, luego funcionario de Avellaneda. Situación comprometida en concesión del Ferrocarril Pacífico, con estrechos vínculos con el capital inglés.
- Luis L. Domínguez (1819 - 1898) (Hacienda): en 1852 participa del gobierno de Vicente López. Gestión financiera en Londres. Autor de Historia Argentina. Después, diplomático.
- Dalmacio Vélez Sársfield (Interior).
- Nicolás Avellaneda (Educación): hijo de Marco Avellaneda, de importantísima gestión en el área educacional.
-
El gobierno de Sarmiento significa un desplazamiento parcial de la oligarquía mitrista del poder. Si bien con contradicciones y compromisos, evidencia algunos rasgos nacionales.
La oposición del mitrismo y la entrevista de Sarmiento con Urquiza del 3 de febrero de 1870, respaldándose en el entrerriano, signan su política. José Hernández advierte el cambio de esta manera: -El pueblo... era enemigo de la fracción de Mitre... y se mantenía a la capa en presencia de la administración de Sarmiento. Reconocía las ventajas del cambio, pero no podía abrazar ciegamente su causa (30).
En su biografía sobre Sarmiento, Manuel Gálvez- crítico del sanjuanino - señala, con suma honestidad, de qué modo el mitrismo se constituye en decidida oposición.
Desde su llegada a Buenos Aires, para asumir como presidente, La Nación lo critica. Sarmiento visita de noche la tumba de Dominguito y La Nación publica al día siguiente un artículo titulado El rey se divierte, donde comenta que el presidente electo regresó a su casa, a la madrugada, después de una francachela.
El 6 de octubre, seis días antes de asumir como presidente, La Nación le envía una puñalada a fondo, reproduciendo un artículo publicado durante su exilio en Chile, donde sostiene el derecho chileno sobre La Patagonia y la zona de Magallanes, o más explícitamente, desde el Río Negro al sud. (Se trata de un artículo en La Crónica, de Chile, del 4 de mayo de 1849, que prosigue uno anterior, del 29 de abril, analizados extensamente por Ricardo Font Ezcurra en su libro: La Unidad Nacional) (31).
El Nacional, defiende a Sarmiento con el argumento de que otros liberales unitarios también cometieron agravios de este tipo, como Florencio Varela queriendo escindir Entre Ríos y Corrientes, o Valentín Alsina llamando a los franceses a bloquear Buenos Aires. Gálvez comenta: Cómo habrá gozado en Southampton Don Juan Manuel al saber que sus antiguos enemigos se llamaban traidores unos a otros. (32).
El día de la asunción, Sarmiento se halla muy molesto entre los vítores a Mitre. No bien asume, destituye funcionarios y empleados de la anterior administración. Su primer año transcurre bajo la crítica de La Nación.
En noviembre de 1869, La Nación lo ataca ferozmente culpándolo de las ejecuciones de Sandes, (degollamiento de prisioneros después de Punta de Agua), para lo cual publica una carta de Sarmiento a Mitre, donde el primero se adjudica la responsabilidad de la represión. Sarmiento le escribe al General Rivas: -Don Bartolo me molesta por los medios
imaginables y él se ha encargado de cuanta cuestión desmoralizadora puede presentarse. La Nación fue la que sacó los fusilados de Sandes para herirme. Se sublevaron los bandidos que mandó Urquiza (a Loncohué), Don Bartolo alegó que no hubo consejo de guerra... La verdad es que Mitre en su vida ha abierto un libro y sólo por su presuntuosa ignorancia y su intención de dañar, desvaría. En la cuestión de San Juan ha desvariado tres horas (33). En otra carta, a García, afirma Sarmiento: -Mitre se ha presentado tres veces ebrio en el Senado. (34).
Sólo en 1870, con motivo del levantamiento de López Jordán, La Nación suaviza sus críticas y tiende al frente común con el presidente. La oposición la ejerce Mitre, como principal figura del Senado y Manuel Quintana, como principal figura de Diputados entre 1868 y 1870, pasando a ser senador en 1870.
En la última parte de su gobierno, Sarmiento se encuentra de nuevo hostilizado por las mismas cuestiones: sus declaraciones a favor de Chile, de años atrás, que adquieren actualidad por algunas incursiones chilenas y por la Guerra del Pacífico, a las cuales él trata de imputar al Diario La Crónica, aunque antes las asumió como propias y asimismo, la cuestión de la represión. La Nación insiste acerca de los fusilamientos por orden o con aprobación de Sarmiento. Él contesta con una lista de cuatro columnas de los que han muerto por culpa de Mitre, entre ellos, El Chacho.
Recrudecen los ataques del mitrismo cuando Sarmiento prepara la sucesión presidencial, eligiendo a Avellaneda. El 12/4/74 se realizan las elecciones. Mitre triunfa en Buenos Aires, Avellaneda en casi todo el resto del país.
El 24 de septiembre, antes de la entrega del mando, se insurrecciona el mitrismo. El general Ivanowsky, en San Luis, es ultimado por los insurrectos mitristas. Mitre justifica el golpe denunciando fraude electoral. El 6 de octubre, Sarmiento refuta el manifiesto de Mitre. Es una crítica a toda la vida política de Mitre que culmina así: -La difamación, la anarquía, y calumnia por sistema, vomitadas todas las mañanas por aquellos albañales de la casa de Don Bartolomé Mitre que se llama Nación Argentina y Verdad, nada han podido en seis años (35).
La insurrección es sofocada. Mitre es detenido. A los mitristas los defiende el Dr. Quintana. Algunos piden la ejecución de Mitre por sedicioso.
Gestión de Sarmiento como presidente
Aspectos más importantes: Juan Carlos Vedoya, en La magra cosecha, 1868 - 1874, se refiere muy críticamente a la presidencia de Sarmiento. Sin embargo, remarca algunos aspectos que explican la oposición del mitrismo, así como el apoyo de Alsina y de Urquiza. Entre ellos, cabe mencionar:
1) Sarmiento se obsesiona - sostiene Vedoya - con la construcción del ferrocaarril transandino. Afirma que -no sólo el transandino, más que eso todavía, una línea que uniera los demás océanos y fuera, realmente, un transcontinental (36). La ley se sancionó en 1872. Como sanjuanino, Sarmiento comprendía su importancia. Además, ello implicaba la intención de integrar el país, en política contraria a los ferrocarriles ingleses.
2) Asimismo, el gobierno de Sarmiento construye el ferrocarril Córdoba - Tucumán, cerrando el camino al Central Argentino, inglés.
3) Vedoya juzga un desvarío, la exaltación con que Sarmiento se refiere a las posibilidades mineras de nuestra región cordillerana, especialmente de San Juan. Parece lo contrario. Sarmiento que había trabajado de minero, que conocía su provincia, intentaba la explotación de una materia prima que sería vedada por la influencia inglesa durante muchas décadas. (37). Escribe Sarmiento: -Las minas son una realidad, como en California... Ayúdenme en las minas y enriquezco la República. Lo digo solo para mostrarle que Dios da bizcochos al que no tiene muelas (38).
La carta va dirigida a Mitre y probaría cierta ingenuidad del sanjuanino, pues la oligarquía porteña carece de todo interés. Su negocio es la exportación de carne y cereales, y no integrar económicamente al país.
Más allá de estas cuestiones centrales - que Vedoya califica correctamente de insólitas en un gobierno de esa época en que se va orquestando el granero - deben anotarse entre los aspectos destacables de su gestión:
1) Aplicación de recursos con mayor sentido nacional, en beneficio del interior, criticada por la oposición mitrista en el Congreso.
2) Importantísima política educacional, con creación de escuelas en el interior (carece de importancia la polémica acerca de si fue el ministro de Justicia e Instrucción Pública o el presidente quién impulsó esa política. Más allá de la gran gestión de Avellaneda, ésta respondía a la orientación presidencial).
3) También debe rescatarse la política diplomática con su ministro Varela cuando el gobierno proclama que -la victoria no da derechos. Después, reemplaza a Varela con Tejedor y Argentina queda con una porción de territorio paraguayo en Formosa. Pero el planteo efectuado inicialmente resulta importante desde el punto de vista latinoamericano.
4) La política acuerdista con Urquiza, así como los disentimientos con Taboada, ratifican también que ese gobierno tenía un perfil muy particular.
5) Otros: Observatorio de Astronomía de Córdoba, Exposición Industrial en Córdoba, Telégrafos, Censo, intención colonizadora: reforma agraria en Chivilcoy.
Entre los graves errores de su gestión deben mencionarse:
1): La construcción del Ferrocarril Pacífico, concesión otorgada al capital inglés, que implicó un ramal paralelo y competidor del F.C. Argentino al Oeste, que éste quedase paralizado y que completase el abanico respecto al trazado mitrista anterior. Su ministro Uladislao Frías pasó luego a ser director del F. C. inglés.
2) La puesta a precio de las cabezas de los revolucionarios jordanistas. Sarmiento remite a la cámara de diputados, según La Prensa del 25 de mayo de 1873, un proyecto de ley poniendo precio a la cabeza de los alzados. Cien mil pesos fuertes la de López Jordán, diez mil la de Mariano Querencio, sólo mil la de los partidarios de menor cuantía. La cámara lo archiva sin tratarlo. Lugones comenta que es monstruoso. Sarmiento, en su descargo, invoca precedentes yanquis" (39). Entre las cabezas valuadas a 1000 patacones estaba la de José Hernández, que acababa publicar de el Martín Fierro.
3) El endeudamiento en Londres. Se contrató un empréstito de 30.000 pesos fuertes en 1870.
Pasión argentina pero inteligencia colonial
Como se ha podido apreciar, la gestión presidencial de Sarmiento no concuerda con su concepción civilizatoria. En gran medida, esto se debe a la presión de las fuerzas sociales que lo sustentan (primordialmente, el ejército e intereses provincianos). Se ha sostenido que Sarmiento era un burgués sin burguesía. Burgués, en tanto quería construir un país, pero al carecer de la clase social que podía desarrollar esa misión, se sostuvo en el ejército (que a veces, en nuestra historia, concreta vicariamente sus tareas).
Esto no significa desconocer lo dicho: su mentalidad colonial, de lo cual resultan las contradicciones apuntadas. Cabe entonces concluir que sólo sería burgués en su intención de modernizar el país y construir una patria, pero que su mentalidad europeizada lo convierte, a pesar de sí mismo, en el ideólogo de la oligarquía y en un presidente contradictorio, que no puede calificarse de burgués, pero tampoco de expresión oligárquica.
La profundización del análisis nos lleva a develar contradicciones fundamentales: inteligencia colonial, pero pasión argentina y bárbara, como producto genuino de este suelo. Esto último es lo que nos revela un estudio desapasionado del sanjuanino.
Es un bárbaro, como Facundo. De ahí que no extraña su vinculación familiar con el caudillo riojano, a través de los Quiroga Sarmiento. Es profundamente nacional en su literatura. Mentirosa, falsa, pero rotundamente argentina en las formas, alcanza niveles singulares. Luis Alberto Murray en Pro y contra de Sarmiento, recuerda que Alberdi lo calificaba de -un Facundo Segundo, un gaucho malo (40). Y transcribe este juicio de Leopoldo Lugones: Facundo y Recuerdos de Provincia son nuestra Ilíada y nuestra Odisea; Martín Fierro, nuestro romancero. Eso no puede ser sino de aquí, sería inconcebible en cualquier otra parte y a la vez comprende al hombre eterno que resulta inteligible para todo el mundo" (pág. 38 ídem). (Véase por ejemplo, las descripciones del rastreador, del gaucho cantor, del baqueano, en Facundo o la reconstrucción de personajes como la madre, la Toribia, Ña Cleme y otros en Recuerdos de Provincia).
El mismo Rosas, después de leer Facundo, dice: -El libro del loco Sarmiento es de lo mejor que se ha escrito contra mí; así es como se ataca, ya verá usted como nadie me defiende tan bien (41). Produce obras históricamente falsas, sociológicamente sin fundamento (el deterioro de las economías provincianas y la declinación socioeconómica, las adjudica al caudillaje cuando es al revés, el caudillaje es la consecuencia de ese deterioro, originado en la libre importación) pero que, sin embargo, por su forma, por su pasión, fundan una literatura con perfiles propios, nacionales.
Jauretche lo califica como Un Facundo que agarró pa' los libros y a pesar de las fuertes críticas de sus zonceras, advierte los claroscuros que hay en Sarmiento: -Asombra ver cómo un individuo de tan extraordinario talento y seguramente inspirado en la enorme pasión de una patria imaginaria, a caído en esos dislates recubiertos por su magnífica prosa (42). -Uno de nuestros más grandes - sino el mejor - prosistas, narrador extraordinario... pero sus ideas económicas, sociales, culturales y políticas son de la misma naturaleza que su novelística: obras de imaginación mucho más que de estudio y de meditación. (43). -Temperamento apasionado y combativo, un bárbaro, un primitivo, su retrato de Facundo es, casi, un autorretrato... Tiene apuro por hacer el país y lo quiere hacer fácil. Quiere evitar las dificultades que impone la realidad. Es una puerilidad de niños que están jugando a la historia y lógicamente los a yudan los grandes que tienen intereses en que esa historia se juegue: ahí está la mano del extranjero (44).
El verdadero Sarmiento
El bronce fabricado por la oligarquía se desmorona apenas se avanza en la lectura de Sarmiento, se conoce su vida, sus anécdotas. Uno a uno los mitos se desvanecen. Según la clase dominante, él sería EL GRAN EDUCADOR, el gran ejemplo de cultura, apóstol del magisterio, dechado de virtudes éticas, especialmente en lo formal, fabulando un arquetipo, un modelo, que los niños deberían imitar, por su equilibrio y buenos modales:
a) Sarmiento no falta a clase ni los días de lluvia: después, se verificaría que en San Juan no llueve en la época escolar.
b) Le indigestaba más una mentira que una ensalada de pepinos: después se revelaría en sus cartas, como ésta, al General Paz: -... Remito a usted un ejemplar del Facundo... obra improvisada, llena por necesidad de inexactitudes, a designio a veces, no tiene otra importancia que la de ser uno de los medios tocados para ayudar a destruir un gobierno absurdo... (45). -... Si miento lo hago como un don de familia, con la naturalidad y la sencillez de la verdad... (46).
c) Habría sido un niño modelo en la escuela: -La plana (libreta escolar) era abominablemente mala, tenía notas de policía (conducta deficiente) había llegado tarde, me escabullía sin licencia y otras diabluras con que me desquitaba del aburrimiento... (47).
d) Hombre sensato y equilibrado: en su época era tenido por el loco Sarmiento. Se recuerda la anécdota cuando, como funcionario, visita el manicomio y un loco se le acerca y lo recibe con estas palabras: - Por fin, Sarmiento, ¡entre nosotros!
En una oportunidad, que tiene una polémica con un diputado, le envía al día siguiente, un fardo de pasto a su despacho de legislador.
Enemistado con el padre del poeta Evaristo Carriego, escribe: -... Ya salió Cagarriego con sus deposiciones en la prensa.
En polémica con Alberdi: -... Usted escribe novelas de periódico, subvenciona diarios... desfigura, calla lo adverso, ennegrece a Buenos Aires al mismo tiempo que las ocupaciones del oficio, que sus hombros de mosquito, que la falta de tiempo, que la hi. de puta que lo tiró de las patas... (48).
En otras partes de Las ciento y una, lo trata a Alberdi de este modo: -... escritor de peirodiquines como La Moda y Figarillo, compositor de minuettes y templador de pianos... saltimbanqui... hombre de envidia hipócrita, de rabia astuta, de codicia sórdida, de ambición rastrera. Y cuando Alberdi le carga la mano a los unitarios refiriéndose a -los extravíos de la multitud de frac, Sarmiento le suelta esta andanada: -... Y no ha habido en Valparaíso un hombre de los que pertenecen a la multitud de frac, que le saque los calzones a este raquítico, jorobado, de la civilización y le ponga polleras, pues el chiripá, que es lo que lucha con el frac, le sentaría mal a este entecado débil, enfermizo, que no sabe montar a caballo; abate por sus modales, saltimbanqui por sus pases magnéticos, mujer por la voz, conejo por el miedo, eunuco por sus aspiraciones políticas, federal - unitario, ecléctico panteísta, periodista abogad o, conservador - demagogo y enviado de la República Argentina... botarate insignificante... (49).
Discutiendo con Agustín Cabeza: -... Usted no es cabeza, es cola y muy sucia.... A Navarro Viola: -... Mucho me han ladrado, pero especialmente el perro más pulguiento, flaco y sarnoso, Miguel Navarro Viola.... Sobre la Sociedad de Beneficencia: -... son veinte señoras viejas, ricas e ignorantes... y la Mariquita es -... una fregona....
Octavio Amadeo, en Vidas Argentinas - quizás como recuerdo o tradición familiar - lo describe así: -... Pertenecía a una clase media, pobre, ambiciosa y rutinera, pesada y lenta como una carreta..."... No sentía el ridículo que paraliza a los débiles... no era puro como Belgrano y San Martín. Cuando faenaba se metía en el barro hasta las rodillas y los codos, pero el barro noble de los constructores.
Era ejecutivo y feroz frente a la anarquía. No participó en la ejecución del Chacho, pero lo hubiera hecho con placer. A veces, con la exaltación de la polémica, las altas horas lo encuentran escribiendo, lanza carcajadas, golpea y grita. Está dando a luz los hijos de su espíritu.
Fue un hombre humano, de humus, tierra, producción ingenua y fuerte de la tierra madre, pero producción violenta y catastrófica, porque él era sin duda de formación volcánica. No vivió en la torre de marfil, que sólo conviene a los poetas. La polémica era para él una necesidad, una fiesta; era su gimnasia sueca, le hacía circular la sangre.
Sarmiento era el reverso de un místico, quería ver y tocar. En este sentido era un sensual. Las ideas para él tenían uñas y pelos y dientes. Él peleaba por una idea o contra una idea, materialmente, como un boxeador.
Era jactancioso y provocativo, sacaba la lengua y se golpeaba la boca, lanzaba sus malas palabras y se ponía su penacho de piel roja, con cascabeles y plumas, carnavalesco y sublime, como un capitán de Troya.
Contribuía a cimentar la fama de su desequilibrio su popular vanidad. Tenía una vanidad proverbial y candorosa... su aspecto es plutónico. Parece que hubiera brotado de alguna rajadura de la tierra. Tiene planta de jornalero, manos rudas, media estatura, cargado de hombros, pero es calvo y este rasgo desorienta, no es jornalero. Moreno, simiesco por los ojos juntos, a veces sus pupilas estrábicas se unifican y aparece el cíclope. Cara arrugada, voz pastosa y gesto rumiante.
Su cara y su cuerpo son simiescos y faunescos. No es difícil imaginarlo desprendiéndose de los árboles para cometer violencias en la selva.
No era lo que se llamaba un hombre bien educado. Las gentes bien educadas son muy agradables pero no siempre hacen grandes las cosas. Es rústico en la mesa. Pero de exquisita sobremesa. Su franqueza es agresiva, su sinceridad insolente. Cuando le sube su noble cólera sanguínea, el gran viejo regañón usa con frecuencia la interjección nacional. Habla con desenfado, con los botones desprendidos, sin pedir excusas... Su alegría era épica y triunfal con jactancia de soldadote y egolatrías de sultán. No sonreía, reía, sabía reír. No tenía la sonrisa volteriana del labio fino donde hay una pizca de maldad. Reía sacudiéndose todo hasta llorar, como los gordos sanos, con alegría faunesca... Se admiraba de todo y aplaudía como un marinero... Su audacia es frenética, su esperanza obcecada.
-Allá va el viejo loco, de grandes orejas y labios gruesos, gesticulando... (50).
Ignacio Anzoátegui, que lo rechaza por haber promovido - como decía Sarmiento - la escuela sin la religión de mi mujer, sin embargo, lo reivindica por su autenticidad bárbara y frontal.. Mientras sus contemporáneos leían a Moratín... Sarmiento escribía malas palabras como podía hacerlo un clásico. No le tentaba la elegancia cajetilla, ni la otra elegancia llorona. Él pensaba -la puta que los parió y escribía -la puta que los parió, porque nunca en su vida dio rodeos para nada... (51).
Probablemente su temperamento vehemente y poco civilizado queda expresado de manera inmejorable por él mismo en carta a Juan María Gutiérrez: -... Con la señora Mandeville (Mariquita Sánchez) ... nos hicimos amigos pero tanto que una mañana solos, sentados en un sofá, hablando ella, mintiendo, ponderando con la gracia que sabe hacerlo, sentí... vamos, a cualquiera le puede suceder otro tanto, me sorprendí, víctima triste de una erección tan porfiada que estaba a punto de interrumpirla y no obstante sus sesenta años, violarla. Felizmente, entró alguien y me salvó de tamaño atentado. (52).
Otro de los aspectos menos conocidos de Sarmiento es su parcial autocrítica, en sus altos años, respecto a su tesis de civilización o barbarie.
En varia notas de El Nacional, El Censor y El Diario acomete el análisis crítico del resultado de la inmigración, reivindicando, en varias oportunidades, al nativo americano. Esas notas las publica bajo el título -La condición del extranjero en América.
Allí sostiene: -Ya no es de buen gusto echar en un platillo de la balanza a la Europa y en el otro, la América, porque así en globo, la América pesa endiabladamente. ¿Qué van a decirnos de civilización, de riqueza de instituciones? Los estados del Oeste en los Estados Unidos tienen en menos a los Old States... Y viniendo a nuestras comarcas, diremos que Buenos Aires, Río, Montevideo, Santiago y Valparaíso están a igual o mayor altura que la mayor parte de las ciudades europeas que no les exceden en población... Tomada en masa la población, en cuanto a desarrollo intelectual, no cede a ciertas comarcas de Italia, España, Irlanda y Francia por no nombrar al resto.. (1881).
En otro artículo reproducido en el mismo libro, afirma: -Vale la pena que nuestro congreso dicte leyes para evitar estos conflictos, nacidos de la indiferencia pública sobre el espíritu de extranjerismo, que se va radicando de tal manera que mañana tendremos que decir, cuando se nos pregunte: ¿Quién es usted? - Con perdón de usted, argentino...
En otro artículo (9/9/1887): -Así tendremos, si no tenemos ya la Torre de Babel en construcción en América, por artífices de todas las lenguas que no se confundieron al construirla, sino que siéndolo y persistiendo en conservar las de su origen, no pudieron entenderse entre sí.... Agrega que, entonces -... la grande esperanza del mundo contra un nuevo cataclismo y diluvio del pasado - ya que no se hace patria sin patriotismo por cemento, ni ciudad sin ciudadanos que es el alma y la gloria de las naciones - se disipará al soplo de los acontecimientos vulgares, una seca prolongada, una guerra extranjera o intestina... (pág. 202).
-... Lo que nos transforma no es la materialidad de la emigración sino la aplicación de la industria, de los inventos de las ciencias y artes. Fulton, Morgan, Edison, no son emigrantes que yo sepa y sin embargo, caminamos con sus botas de siete leguas. Mañana oiremos a la Patti (soprano) sin movernos de casa. La diferencia está en que la América es mejor conductor de civilizaciones y progresos que no lo es la Europa, aún para sus propios inventos..., sostiene en otro artículo.
En esos textos, Sarmiento aboga por la nacionalización de los inmigrantes, por su radicación definitiva y su inserción en la Argentina, especialmente interviniendo y votando en las luchas políticas. Sobre el final del libro afirma: -... ¿Qué influencia moral, industrial o política ejercerán estas razas si todas ellas eran y son inferiores al tipo original americano? Los europeos que vienen a América, incluso españoles, portugueses e italianos, vienen creyendo que basta ser europeos para creer que en materia de gobierno y cultura traen algo de muy notable y van a influir en nuestra mejoría... (53).
Estos textos de su última época ratifican la independencia de Sarmiento respecto al mitrismo, independencia que se manifiesta también en su conducta política.
Con posterioridad a su presidencia, Sarmiento, como senador, vota en contra de la amnistía sostenida por Rawson y Quintana, a favor de Mitre y sus acompañantes en el golpe militar del ' 74. Eso le provoca abucheos e insultos de los jóvenes mitristas al salir del Senado. El coletazo final de esta disidencia se produce cuando La Prensa lo trata muy mal: -..el recuerdo de los hechos de sus últimos tiempos, de esa sombría serie de matanzas ordenadas por él, que han hundido para siempre su nombre en un charco de humeante sangre humana, nos llena de repugnancia y de horror.. (54). En esa línea, se define contra la política de conciliación de Avellaneda.
El último período sarmientino se caracteriza a partir de 1882, por el agravamiento de su disputa con los católicos. Desde afuera del Congreso Pedagógico presiona contra la enseñanza confesional. Avellaneda publica -La escuela sin religión. Él le retruca: -La escuela sin la religión de mi mujer, con referencia a la muy devota esposa de Avellaneda.
Pero quizás lo que lo pinta mejor es su reencuentro con Alberdi. Éste último sostuvo: -... Pensé ir al Plata bajo la presidencia de Mitre, pero éste me amenazó con que sería recibido a pedradas. También pensé ir bajo la presidencia de Sarmiento y éste me hizo amenazar con un proceso de traición... (55).
Finalmente, Alberdi regresa. El mitrismo mantiene su odio sobre el tucumano. Pero Sarmiento, no. Sin embargo, Alberdi ha sido el único que logró voltearlo intelectualmente. Sarmiento pudo decir que todos los caudillos llevaron su marca, pero él llevó la marca de Alberdi.
El mismo Sarmiento lo reconoce al concluir Las ciento y Una: -...¿Por qué compararme, Alberdi, con los hombres más manchados de sangre sólo porque me les parezco en mi vanidad? ¿No siente, Alberdi, toda la atrocidad de estas injurias, más atroces todavía por la calma infernal con que son vertidas? ¡Relea usted su libro, Alberdi y recuerde que no hay momento que lo disculpe, que es elaborado, meditado fríamente en el retiro, entre las flores de los jardines y que hay en él el intento, el plan de matar políticamente a un hombre.... Sin embargo, cuando Alberdi regresa, ya viejo, delgado, enfermizo y va al Ministerio, el gigantón expansivo, todo pasión, va hacia él con los brazos abiertos, exclamando: - Doctor Alberdi, a mis brazos, y lo estruja largamente. (56).
En resumen, una pasión argentina, floración auténtica con enormes y profundas raíces en nuestra tierra, y nuestra historia, pero sometida a una concepción ideológica antinacional que lo colocó, muchas veces, a contramano con su pueblo.
Notas:
1. Sarmiento, Domingo Faustino: Artículos de El Progreso, 27/9/1844 y de El Nacional, 19/5/1857, 25/11/1878 y 8/2/1879
2. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a B. Mitre, del 2/2/1867.
3. Sarmiento, Domingo Faustino: Artículo de El Nacional, 12/12/1877.
4. Sarmiento, Domingo Faustino: Facundo, Edit. Universidad de La Plata, 1938, pág. 273.
5. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a B, Mitre, 20/9/1861.
6. Sarmiento, Domingo Faustino: Artículo de El Nacional, 3/2/1857
7. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a B. Mitre, marzo 1862.
8. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a H. Southern, enero 1850, en La campaña en el Ejército Grande, Edit. Kraft, Bs. As. , 1957, pág. 14.
9. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta del 15/1/1867.
10. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a B. Mitre, 18/1/63.
11. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a B. Mitre, diciembre de 1861.
12. Sarmiento, Domingo Faustino: El Nacional", 23/10/1858.
13. Sarmiento, Domingo Faustino: Facundo, Ob. Cit., pág. 9.
14. Sarmiento, Domingo Faustino: Facundo, Eudeba, Bs. As. , 1967, pág. 83 a 86.
15. Sarmiento, Domingo Faustino: Facundo, Eudeba, Bs. As. , 1967, pág. 125.
16. Sarmiento, Domingo Faustino: Conflictos y armonías de las razas en América, Edit. Intermundo, 1946, pág. 303, 305 y 308.
17. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a H. Southern, enero 1850, Ob. Cit., pág. 16.
18. Sarmiento, Domingo Faustino: Idem. , pág. 13.
19. Sarmiento, Domingo Faustino: Conflictos y armonías de las razas en América, segundo tomo, citado por M. Gálvez en Vida de Sarmiento, Edit. TOR, Bs. As. , 1957, pág. 412.
20. Sarmiento, Domingo Faustino: Facundo, Eudeba, Bs. As. , 1967, pág. 235.
21. Sarmiento, Domingo Faustino: El progreso, 28/11/1842.
22. Sarmiento, Domingo Faustino: Facundo, Edit. Universidad de La Plata, 1938, pág. 290.
23. Sarmiento, Domingo Faustino: citado por R. Tamagno en Sarmiento, los liberales y el imperialismo inglés, pág. 65.
24. Sarmiento, Domingo Faustino: Idem, pág. 74.
25. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a Southen, Ob. Cit., pág. 15.
26. Sarmiento, Domingo Faustino: El Nacional, 12/2/1857 y 7/6/1879.
27. Sarmiento, Domingo Faustino: El Nacional, 19/7/1878 y 30/5/1881.
28. Sarmiento, Domingo Faustino: en Vida de Sarmiento, de M. Gálvez, Ob. Cit. pág. 28.
29. Terzaga, Alfredo: Historia de Roca, A. Peña Lillo Editor, Bs. As, 1976, pág. 240 y 241.
30. Hernández, José: El Río de la Plata, 19/11/1869, citado por Horacio Zorraquín Becú, en Tiempo y vida de José Hernández, Emecé, Bs. As. , 1972, pág. 167.
31. Font Ezcurra, Ricardo: La unidad nacional, Edic. Theoría, Bs. As., 1961, pág. 49 a 51.
32. Gálvez, Manuel: Vida de Sarmiento, Edit. TOR, Bs. As. , 1957, pág. 294.
33. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta al General Ríos, citada por M. Gálvez, Ob. Cit., pág. 314.
34. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a M. R. García, del 7/9/1869, citada por M. Gálvez, Ob. Cit., pág. 314.
35. Sarmiento, Domingo Faustino: citado por M. Gálvez, Ob. Cit., pág. 368.
36. Vedoya, Juan Carlos: La magra cosecha, 1868/74, Edic. La Bastilla, Bs.As, 1979, pág. 52.
37. Vedoya, Juan Carlos: Ob. Cit., pág. 247.
38. Vedoya, Juan Carlos: Ob. Cit., pág. 247.
39. Zorraquín Becú, Horacio: Tiempo y vida de José Hernández, Emecé, Bs. As. , 1972, pág. 210.
40. Murray, Luis A.: Pro y contra de Sarmiento, A. Peña Lillo Editor, Bs. As, 1974, pág. 32.
41. Murray, Luis A.: Pro y contra de Sarmiento, A. Peña Lillo Editor, Bs. As. , 1974, pág. 31.
42. Jauretche, Arturo: en Libros y alpargatas, Los Nacionales Editores, Bs. As. , 1983, pág. 18.
43. Jauretche, Arturo: Ob. Cit., pág. 23.
44. Jauretche, Arturo: Ob. Cit., pág. 25.
45. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a José María Paz, 22/12/1845.
46. Sarmiento, Domingo Faustino: Carta a M. R. García, 21/10/1868. Frases célebres de Sarmiento.
47. Sarmiento, Domingo Faustino: en Mi defensa, 1843.
48. Sarmiento, Domingo Faustino: Las ciento y una, Edit. Rosso, Bs. As, pág. 76.
49. Sarmiento, Domingo Faustino: Ob. Cit.
50. Amadero, Octavio: Vidas Argentinas, Edit. Ciordia, Bs.As. , 1957, pág. 67.
51. Anzoátegui, Ignacio: Vida de muertos, Colección Megáfono, Bs. As, 1934.
52. Archivo de Juan María Gutiérrez. Carta publicada por Federico Jeanmmaire, según artículo de María Moreno, en Periódico Sur, 10/09/89.
53. Sarmiento, Domingo Faustino: La condición del extranjero en América, Edit. Luz del Día, Bs. As. , 1953.
54. Sarmiento, Domingo Faustino: citado por M. Gálvez en Vida de Sarmiento, pág. 379.
55. Alberdi, Juan Bautista: citado por M. Gálvez en Vida de Sarmiento, pág. 397.
56. Gálvez, Manuel: Ob. Cit. pág. 397.
---------------------------------------
Venite a La Buraco Estamos creando un movimiento cultural
Avda de Mayo 461 – Ramos Mejía -Rafael Sánchez



 
blogarama.com